Los seres humanos, como los camaleones, tenemos la habilidad de fundirnos con el entorno, incluso de cambiar de forma si es necesario. Practicamos este don con todas las personas, con algunas nos exponemos mas, con otras menos. Sin embargo, hay una persona con la que llegamos al punto de ser crueles. Nosotros mismos. Cuando jugamos a las cien caras con alguien, sabemos que detrás de la máscara estamos nosotros, pero cuando nos engañamos a nosotros mismos, negamos la existencia de la honestidad propia.
De vez en cuando pruebo a decirme la verdad, a actuar acorde a mi verdadera naturaleza y no a como me gustaría ser. Dar el primer paso es doloroso, y traspasar esa dificultad deja cicatriz, pero es una marca de gloria.
Empeñarse en ser de otro modo, mejor o peor según quien juzgue, es un objetivo posible, incluso divertido. Encerrar una voluntad aún mayor de salir y expresarse es atentar contra uno mismo.
Démonos a nosotros mismos la oportunidad de mostrarnos como somos en realidad.
miércoles, 28 de julio de 2010
viernes, 23 de julio de 2010
Sensibilidad
Tras leer este título pensamos en el llanto y en la compasión hacia los demas. Nada mas lejano a la realidad del concepto que implica esta palabra. Nos consideramos sensibles cuando lloramos con una película o cuando se nos da bien ponernos en el pellejo de otro, una excusa a rápida para aquellos que no soportan algunas dificultades. Decimos que estamos sensibilizados con una causa, con alguien, buen argumento para decir "entiendo el problema, pero no me comprometo". Pienso esto, pienso en el uso extendido de la palabra y sobre todo en mí. Y no acepto este significado. He aquí uno mejor:
La sensibilidad es una lucha continua, que exije gran concentración, cuyo propósito es siempre la de sentir. Sentir el aire en la piel, escuchar a los pájaros, saborear la comida favorita de tu madre, oler el incienso y mirar mas allá de lo que queremos ver. Todo esto exige consciencia, voluntad, desear profúndamente ser parte del mundo. Todo esto suena muy bien, pero el propósito pide también sentir el dolor, conocer el ruido, saborear lo amargo, etc. Y no ausentarse en los momentos de caos.
Despues de esto, desde luego, cualquiera admitiría su dificultad.
El arte del engaño es, en nuestros dias, una disciplina conocida por todos, no nos engañemos,llorar lo hacemos todos, queramos o no, en público o en silencio, pero ser conscientes de cada momento de vida es mas complejo.
La sensibilidad es una lucha continua, que exije gran concentración, cuyo propósito es siempre la de sentir. Sentir el aire en la piel, escuchar a los pájaros, saborear la comida favorita de tu madre, oler el incienso y mirar mas allá de lo que queremos ver. Todo esto exige consciencia, voluntad, desear profúndamente ser parte del mundo. Todo esto suena muy bien, pero el propósito pide también sentir el dolor, conocer el ruido, saborear lo amargo, etc. Y no ausentarse en los momentos de caos.
Despues de esto, desde luego, cualquiera admitiría su dificultad.
El arte del engaño es, en nuestros dias, una disciplina conocida por todos, no nos engañemos,llorar lo hacemos todos, queramos o no, en público o en silencio, pero ser conscientes de cada momento de vida es mas complejo.
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